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El Brexit y el “produzca y consuma ingles”

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En mi post anterior, deje escrito  que el Brexit “debería acentuar las ya existentes presiones para producir y consumir British. El fenómeno no es nuevo, como lo demuestra la reciente campaña de Lidl en el mercado británico, pero es lógico esperar que su ritmo se acelere.”

Un reciente informe británico viene a confirmar esta previsión. Está firmado por Tim Lang, Catedrático de la Universidad de Londres, y por Victoria Schoen, su colaboradora, y lleva el título “La horticultura en el reino Unido: potencialidades para satisfacer las directrices sobre una buena alimentación[1].

Desde el punto de vista dietético, el informe es excelente como corresponde a la calidad y el prestigio del profesor Tim Lang. Recuerda, desde el ámbito de la salud pública y del ahorro en gasto médico, de una auténtica política de prevención y de educación para la salud, que tiene en la nutrición una herramienta esencial. Hasta aquí, nada que objetar. Este es el cuerpo del informe.

Pegado de mala manera a este discurso centra, aparecen unas conclusiones (destacadas también en la introducción) que nada tienen que ver con el riguroso texto del informe. Se nota que los autores han intentado no corromper su prestigio académico sin enfadar al comanditario del estudio.

En efecto, los autores proponen acertadamente que la campaña prevista “producto británico” vaya unida a unas exigencias de “producto sano” y “producido de forma sostenible”. Hasta aquí tampoco hay nada que objetar. Antes al contrario, estas demandas van en el sentido de responder también a importantes demandas ciudadanas

Pero luego se añaden otros aparatados que no encuentran justificación en, ni relación con, el contenido del informe. En ningún lado se ha dicho que el consumo de frutas y hortalizas británicas es mejor para la salud que las importadas.

Se lamenta que la superficie cultivada de productos hortícolas esté decreciendo en el Reino Unido cuando el consumo debería aumentar (punto 7) y se propone, por razones de salud pública, poner en marcha un programa de “inversiones masivas” en esta producción.

Hay buenos argumentos para el desarrollo de las producciones locales  los circuitos cortos, por ejemplo el frescor, el tejido económico local, los productos de temporadas e, incluso, a veces la huella ecológica. Pero el argumento de que producir local es producir más sano no es de recibo.

Incluso, podría perfectamente darse el fenómeno contrario. Si un producto local es más costoso de producir que en otra región con ventajas comparativas de clima, de estructura o de dimensión, este será más caro. Los consumidores menos pudientes verían limitado su consumo, en detrimento del legítimo objetivo de mejora de la salud.

[1] http://foodresearch.org.uk/horticulture-in-the-uk/

1 Comentario

  1. Pues a mí no me cabe la menor duda que consumir local es mejor que consumír «de fuera» y más si, lo local,es inglés.
    No tenemos más que acordarnos de las vacas locas

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