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La climatología adversa merma la cosecha de la fresa en Tenerife

Los productores recogen menos toneladas entre enero y marzo y trabajan para remontar durante la primavera en la recolecta.

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La mayoría son pequeñas y medianas, pero siempre hay alguna grande. Eso sí, todas tienen en común un intenso color rojo y marcado sabor. El cultivo de la fresa crece en Canarias, pero de forma muy localizada y con el mercado interior como base para su expansión. En ocho años, la superficie destinada a la producción de esta fruta ha crecido un 24,6%, si bien Gran Canaria y Tenerife acaparan el 86% de la extensión dedicada a su obtención. Los fresales, al igual que otros cultivos, están expuestos a las inclemencias del tiempo. La falta de luz por el ‘empecinamiento’ de las nubes en cubrir el cielo durante el último invierno, de un lado, y el granizo que dañó las plantaciones al aire libre por la fuerte caída de las temperaturas del pasado fin de semana a consecuencia de la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), de otro, han mermado la producción y retrasado la recolecta de la fresa.

La posibilidad de obtener este fruto durante todo el año explica, en buena medida, la creciente apuesta por la fresa en las Islas. Esta particularidad hace que el cultivo se erija como alternativa a otro tipo de productos más estacionales como el calabacín o la cebolla. Eso sí, entre enero y junio se concentra la mayor producción, pero este año llega con cierto retraso en comparación con la temporada anterior.

Valsequillo sobresale entre los municipios de las Islas por su producción de fresas. Esta localidad, situada en las medianías del este de Gran Canaria, cuenta con una docena de fincas dedicadas a ella. Una es la Finca La Palma, propiedad de los hermanos José Antonio ( Tonono) y Juan Miguel Gil. En seis hectáreas cosechan entre 260 y 300 toneladas anuales, pero ya llevan «un retraso de 20 toneladas» en comparación con el mismo periodo del ejercicio pasado. «Esta temporada empieza siendo la peor de los últimos cinco años por la falta de luz y el granizo de los últimos días», apuntan.

La potencia productora de Valsequillo coloca a Gran Canaria como la isla con mayor superficie plantada con fresas, dado que acapara 27,5 hectáreas de las 62,9 que hay en Canarias destinadas a este cultivo. Entre 2007 y 2015 el crecimiento registrado en el Archipiélago fue del 24,6%, al pasar de 50,5 hectáreas a 62,9. Tenerife se sitúa muy cerca, con 26,6 hectáreas, si bien en 2013 y 2014 tomó la delantera a Gran Canaria en el cultivo de esta fruta. Lanzarote y La Palma dedican cuatro y 2,6 hectáreas a esta plantación, mientras que su presencia en La Gomera, El Hierro y Fuerteventura es prácticamente testimonial con 1,1, una, y 0,1 hectáreas, respectivamente.

En cuanto a la producción, los datos más actualizados por la Consejería de Agricultura del Ejecutivo regional arrojan que en el año 2011 ésta alcanzaba las 1.478 toneladas, un 24,7% más que seis años atrás. Solo 1.000 de ellas se recolectaban en la isla de Gran Canaria, mientras que en la isla tinerfeña apenas se superaban las 400 toneladas.

La araña roja, el pulgón o la oruga son las principales plagas a las que tienen que hacer frente la fresa, pero en el primer trimestre de este ejercicio su principal enemigo ha sido el tiempo.

Pérdidas por el granizo

El daño causado por la granizada del pasado fin de semana aún tiene desolados a los productores. Tonono explica que el hielo «destrozó» toda la producción al aire libre. En su caso, tendrá que tirar por la borda 30 toneladas de fresas, una cantidad que se traduce entre 100.000 y 120.000 euros de pérdidas. La fresa está completamente estropeada y el fruto «arañado» por su parte externa. «El granizo que cayó jamás lo habíamos visto en esa cantidad en Valsequillo. Menos mal que fue por poco tiempo», expone Juan Miguel. No en vano, en esta finca están a la espera de un peritaje de la aseguradora. Para tratar de reactivar las plantas afectadas y que empiecen «a dar» de nuevo, las están tratando con extracto de algas y aminoácidos.

Los hermanos Gil recuerdan que el clima de Valsequillo es idóneo para el cultivo de la fresa: fresco por la noche y sol por el día. En su finca utilizan la producción integral, con la que combinan el uso de productos ecológicas y la lucha biológica -enfrentamiento entre enemigos naturales para combatir las plagas- con el empleo de elementos químicos, pero solo en casos en los que éstos sean necesarios.

El 90% de la producción de esta finca se comercializa en el mercado local a través de un grupo de supermercados. El 10% restante surte a hoteles y a algunos particulares. Elías Marrero es ingeniero agrónomo de Izaña SAT, grupo agrícola situado en Tenerife, y también apunta a la preponderancia del mercado local en la fresa por tratarse de un producto «muy perecedero» que resiste poco en cámara. En 10 hectáreas recogen 660 toneladas al año, a los que también dan salida a través de comercios y establecimientos hoteleros. Y aunque la cosecha «sí se ha retrasado un poco», confía en que la cosecha remonte durante la primavera a medida que los días sean más soleados y suban las temperaturas.

Pese a que las exportaciones en este subsector agrícola han crecido, éstas siguen siendo todavía testimoniales. El valor de los envíos de fresas al exterior alcanzó los 6.020 euros en 2016, 5.670 euros más que diez años antes. Sin embargo, en el año 2015 la exportación de fresas fuera de las fronteras isleñas fue mayor, ya que su valor se situó en los 11.950 euros, según las estadísticas del comercio exterior español (DataComex), servicio dependiente de la Secretaría de Estado de Comercio.

Huelva es el principal productor de fresas y fresones del país. Marrero señala que una de las principales diferencias de Canarias con esta provincia andaluza se encuentran en los costes de producción que se derivan de disponer un espacio limitado y fragmentado. Así, por ejemplo, si en Huelva se plantan 66.000 plantas por hectárea aquí se contabilizan, para aprovechar más el terreno, 140.000 en esa misma extensión.

El cultivo en el Archipiélago se caracteriza, además, por situar en numerosas ocasiones la plantación a un metro del suelo. «En alto las plantas están más aireadas», expone el ingeniero agrónomo de Izaña SAT, «y quienes recolectan la fresa no se tienen que agachar tanto, por lo que su rendimiento es mayor». Esta disposición permite, además, aprovechar el «sobrante de agua» para dedicarlo a otros cultivos. Ésta, además, tiene que ser de «mucha calidad» porque las fresas son sensibles a la salinidad. En Canarias se cultivan tres tipos de fresa para cubrir todo el año: las de día corto (en invierno), las de día largo (para el verano) y las de día neutro, que florecen en función de las condiciones climatológicas.

Fuente: La Opinión

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