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La infidelidad de Mercadona pasa factura a sus proveedores

Algunos interproveedores de Mercadona están viendo caídas de sus volúmenes de venta entre un 10% y un 30%, señala Joan Jané, profesor de la escuela de negocios internacional IESE.

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Mercadona

Los amantes de la cerveza están de enhorabuena con la compañía presidida por Juan Roig: Coronita, Estrella Galicia, Alhambra o Paulaner ya comparten estanterías en Mercadona con el que era el único ‘dueño’ de las mismas hace relativamente poco, Steinburg, de la cervecera francesa Brasserie Champigneulles. Además de cervezas tostadas, negras, pale ale, o 0,0 sin alcohol (esta última, llamada Falke, la elabora Heineken).

La cerveza no es el único caso de infidelidad de Mercadona hacia aquellas firmas con las que había convivido como si de un matrimonio bien avenido se tratase: el ‘monopolio’ del aceite ya no es tal, ya que en Mercadona se pueden encontrar hasta 14 operadores diferentes; otro tanto sucede con los zumos o la bollería.

Una exclusividad que ofrecía volumen de venta y que se ha ido evaporando a medida que la firma de Roig ha cambiado su modelo de negocio dando paso a los suministradores especialistas, como así los llama.

¿Cuál es la consecuencia? “Algunos interproveedores de Mercadona están viendo caídas de sus volúmenes de venta entre un 10% y un 30%”, señala Joan Jané, profesor del IESE. De ahí que su capacidad de continuidad y de crecimiento se haya visto mermada ya que muchos de ellos no tenían estructuras comerciales aparte de Mercadona. ¿Conclusión? Es necesario que acometan un reajuste inmediato.

“Tienen que buscar alternativas para aprovechar sus capacidades e infraestructuras en otros mercados. Unos lo están haciendo bien y a otros les está costando más. A los que les lleve más tiempo, el reajuste de estructuras les va a pasar factura”, añade el profesor del IESE. Y eso se traduce en cierres y despidos.

HAY VIDA MÁS ALLÁ DE MERCADONA

A finales de 2017, los interproveedores históricos de Mercadona (alrededor del 85% son españoles) daban trabajo a 54.163 personas en 249 fábricas. Unos números que han aumentado año tras año para satisfacer las necesidades de crecimiento de la cadena de Juan Roig. Con el abanico abierto a otras firmas especialistas, dichas necesidades se ven recortadas.

Por eso, al no ser proveedores únicos en su respectiva categoría, no les está quedando otro remedio que buscar diferentes formas de ‘salvar los muebles’ porque quien no pierde cuota de mercado está perdiendo ventas. Como popularmente se dice, se están buscando la vida porque el paraguas de Mercadona ya no cobija de la misma manera, un hecho del que se resienten financieramente.

Un ejemplo es Bynsa, dedicada a la fabricación de alimentos para mascotas, que ha sido comprada por la belga United Petfood; otro, Grupo Ibersnacks, que, por su parte, ha firmado una alianza con Europe Snacks Kolak (ESK). Ambas compañías, en sendos comunicados, garantizaban la continuidad en sus instalaciones, así como los puestos de trabajo existentes. Sin estos movimientos, otro gallo cantaría.

“El modelo de Mercadona es bueno pero impacta a aquellos interproveedores que no habían capitalizado estructuras para salir fuera, de ahí la compra por otros”, matiza el profesor del IESE. Y añade: “Si eres una empresa grande en Europa, y detectas una firma atractiva porque es alguien que trabaja con volumen y de forma eficiente con un cliente exigente como es Mercadona, pues vas a por él. Así te evitas evaluar cualidades”.

Adquisiciones foráneas que no significan abandono. Entre otras razones porque Juan Roig, utilizando el lema de una compañía de electrónica, no es tonto, y no va a permitir perder ese interproveedor de golpe y porrazo. “El volumen de Mercadona es grande por lo que prescindir de un inteproveedor de un día para otro no es fácil”, acota Joan Jané.

¿Qué ha cambiado entonces? Que antes, quien hacía y deshacía, era Mercadona. Los interproveedores estaban atados de pies y manos. Ahora, cada interproveedor podrá tomar su propia decisión estratégica para ver hacia dónde se mueve. Es decir, que ahora las dos partes pueden mover ficha, mientras que antes era Juan Roig quien hacía la foto. Y, utilizando la frase de un político, quien se movía, no salía en la instantánea.

¿Por qué esta vuelta de tuerca por parte de Mercadona? “Para competir en el mercado. Mercadona va tarde en el mundo online y en otros países su desembarco es lento”, apunta el profesor del IESE. De momento, Portugal es su único destino de fronteras afuera. Sin olvidar a los consumidores (“el jefe”, como lo llaman en la enseña de Roig), que pide productos concretos.

La competencia de Amazon es brutal, por ejemplo, y si quiere atender mejor al cliente, Mercadona tiene que ofrecerle un servicio más variado. Para ello, son necesarios más proveedores.

Si con la crisis Mercadona eliminó marcas, con la recuperación está haciendo lo contrario. Y eso complica su modelo de gestión. El ‘yo digo lo que fabricas’ queda relegado a un segundo plano. “El modelo de éxito operacional se le va a complicar. No será un modelo como Carrefour pero sí será menos rígido o vertical, con volúmenes garantizados”, vaticina Joan Jané.

 

Fuente: merca2

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