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En la variedad está la solución

Por Francisco Román, responsable comercial de Viveros California.

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Hasta hace no muchos años, nuestros predecesores trabajaban “la fresa”; sí, he dicho bien, trabajaban una variedad de fresa que en esos momentos era la mejor opción productiva, poniendo sus esfuerzos en otras tareas que se han considerado siempre más importantes: la tecnología de producción y almacenamiento, le red comercial, etc.

Ahora, no es un secreto, el sector de la fresa ha cambiado, y es un hecho, que el paradigma de la fresa no se rige sólo por cuestiones como las tecnologías de producción y comercialización. Ahora, un tercer jugador ha entrado en la partida, y en ocasiones, llega a doblegar y a condicionar a los otros dos, que tienen que rendirse y jugar, en función de lo que este mande. Este tercer jugador es LA VARIEDAD.

Por suerte, disfrutamos de un amplísimo grupo de programas de mejora genética donde trabajan sin descanso para ofrecernos las mejores variedades adaptadas a nuestras condiciones y necesidades. Desde Australia a USA, pasando como no, por el viejo continente y, por supuesto, por el territorio nacional, los equipos de breeding se afanan por ayudarnos en nuestras tareas diarias, por buscar aquello que nos falta: precocidad, sabor, calibre, Brix, postcosecha… Son términos muy familiares, que marcan nuestro día a día, y el juicio sumarísimo al que se enfrentan estos programas.

Cada año, nuestros mercados se especializan, y nosotros con ellos:

Necesitamos una fruta más roja, o quizás menos roja; esta fruta no es firme; aquella tiene un sabor característico, debe ser más precoz, o aguantar mejor el final de campaña, debe viajar más; debe ser más grande, tan grande no cabe en el packing de mi cliente,…

Y así todo un “catálogo” de exigencias, que nos empeñamos en simplificar: “precocidad”-“producción”-“sabor”, para así poder encontrar la variedad perfecta, aquella que produzca lo que yo deseo, como quiere mi cliente, y cuando el precio es más alto.

Lo cierto es que tenemos variedades de fresa muy avanzadas, que realmente son difícilmente mejorables; quizás por eso, cada año es más complicado que una variedad destaque sobre las demás de forma general.

Pero, ¿qué pasaría si este amplio catálogo no fuese un dolor de cabeza, sino una solución? ¿Qué ocurriría si el productor pudiese contar con variedades que, además de ser comercialmente buenas, aportasen aptitudes para solucionar dificultades productivas?

Desde hace algunos años, ya empezamos a hablar de “variedades de fácil recolección” como aquellas que dejan la fruta más alejada del centro, o que la dejan en una posición más visible, y por tanto reducen en cierta medida los costes de producción. También hablamos de variedades de bajo requerimiento de horas frío, que se pueden plantar en septiembre y que por este hecho poseen una mayor precocidad de producción que sus competidoras. Que decir de aquellas de alta eficiencia que se adaptan a todo tipo de suelos, obteniendo buenos rendimientos de cosecha donde otras sufren en demasía.

Y es que quizás ha llegado el momento de pensar en las variedades de fresa como en diferentes oportunidades (herramientas) para nuestro sistema productivo.

Ahora que hay pocas diferencias productivas entre las nuevas variedades, es decir, son más o menos precoces, son más o menos productivas, más o menos buenas organolépticamente. Quizás ha llegado el momento de pedirle más a las nuevas variedades… Quizás ha llegado el momento de pedirles que reduzcan nuestros costes de recolección, los costes hídricos, que se adapten a todo tipo de suelos, que resistan al máximo contra plagas y enfermedades para que podamos evitar costosos tratamientos químicos; que resistan los procesos de vivero y trasplante con normalidad para no tener que realizar replantes, etc.

Me refiero a variedades más precoces, incluso en cultivos a cielo abierto, que evitasen las costosas inversiones del forzado, o variedades más resistentes a enfermedades, que nos permitiesen llegar a los mercados con menos residuos químicos, o aquellas bien adaptadas a zonas cálidas, que favorecen un ahorro considerable en agua y nutrientes, y qué decir de aquellas que por su estructura facilitaran una recolección más eficiente que redujese considerablemente nuestro mayor coste productivo,…

Quizás, nos encontremos al comienzo de una nueva etapa en nuestra industria, donde las variedades sean nuestras nuevas herramientas de producción, y aporten soluciones “biológicas” a los problemas más graves a los que nos enfrentamos año tras año.

Nuestro mercado no sólo nos exige fruta de calidad, en un sentido amplio del término, sino que necesita que esta calidad tenga un coste cada vez más ajustado, y por eso debemos pensar que las variedades de fresa pueden ser la pieza clave que nos ayude a ir mejorando y optimizando nuestros sistemas.

ViveroElPinar3

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