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“Huelva debe permanecer en los mercados europeos en junio”

Por Javier Palacios, director de Viveros Río Eresma.

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Como viverista, padecemos las consecuencias de los problemas que afectan a productores y comercializadores de fresa en Huelva. Creo que es necesario hacer una profunda reflexión y autocrítica de por qué el sector de la fresa, en el que me incluyo, está viviendo una situación que considero estructural, y que de no tomar medidas, nos conducirán a un callejón con difícil salida.

Sin datos oficiales desde 2006, es vox populi que Huelva cuenta con una superficie de cultivo muy superior a la declarada por el propio sector. Esto, unido al hecho de que hemos pasado de variedades con una media de 700 gramos por planta a otras con más de 1.000 gr, está provocando una sobreoferta en los mercados, donde además no sólo hay fresa de España sino también de Italia, Grecia y Marruecos.

La fresa temprana llega en un momento de bajo consumo. Sociológicamente su ingesta está asociada a los meses de abril, mayo y junio. Sin embargo, España se ha volcado en buscar la precocidad, lo que nos ha llevado a ofrecer fresa en noviembre, diciembre, enero,… en pleno invierno, cuando el consumo es mínimo en Europa. Le estamos dejando el periodo de máxima demanda a los productores europeos, que además de contar con variedades de excelente sabor, producen bajo las mejores condiciones climatológicas: buenas temperaturas y sol, mientras que nosotros, además de apostar por variedades que dejan mucho que desear desde el punto de vista gustativo, tratamos de obtenerles azúcares cuando no tenemos sol, cultivando con niebla y días fríos en los meses de invierno. Así, siempre bailaremos con la más fea pues esto nos sitúa en desventaja, porque mientras en Europa desde la primavera y durante el verano y otoño se está consumiendo fruta local, exquisita, con apenas 200 km de recorrido a destino, en noviembre llega Huelva con fresas que no saben a nada, con la espalda verde y la punta gomosa. Nuestra fruta no invita al consumo. Para reflexionar: Alemania ha pasado de 4.000 hectáreas de fresa a más de 16.000 has, e igualmente, se ha incrementado la producción en Francia, Bélgica, Holanda y Polonia, que con su notable cambio varietal, vuelven a recuperar anteriores cuotas de mercado.

Otro dato a tener muy en cuenta: la crisis económica que vivimos. Quizás en Europa se disimula más pero también existe, y el consumidor no está dispuesto a pagar un dineral por fresas que no saben a nada. Producir en invierno conlleva mayores costes, a los que hay que sumar los de logística. Por lo tanto, el precio en el lineal de nuestra fruta, apenas deja margen tras las reclamaciones.

Reflexionemos de nuevo, Huelva debería llevar a cabo una reducción drástica de la superficie. Este año desde los viveros de altura se calcula que se comercializarán más de 600 millones de plantas. Por otro lado, creo que se debería apostar por variedades que realmente sean excelentes organolépticamente, solo así podremos recuperar la posición de la fresa de Huelva. Se debería tratar seriamente de organizar la comercialización. Y por último, no olvidar nunca que este cultivo triunfó en los mercados cuando en los años 80 y 90 fue capaz de ofrecer en primavera una fresa de calidad, una fruta rica de comer a un precio muy competitivo. Sólo así incrementaríamos el consumo y la facturación consecuentemente.

Debemos volver a esos orígenes, a recuperar el periodo de máximo consumo y hacerlo con variedades exquisitas, pues de lo contrario seguiremos confundiendo al consumidor, perdiendo cuota de mercado y tratando de ofrecer fruta cuando el consumidor no la demanda, produciendo gramos pero no dinero.

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