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“La Ley de la Cadena Agroalimentaria no es la solución a todos los problemas”

Mejorar el funcionamiento de toda la cadena de valor es imprescindible para evitar prácticas que suponen costes y pérdidas de eficiencia, sin embargo, según Ignacio García Magarzo, Director General de ASEDAS, Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados, no para solucionar todos los problemas de los productores o de las PYMES. A su juicio, habría que trabajar en otras medidas que permitieran ganar en dimensión, eficiencia y capacidad de negociación.

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ASEDAS aglutina importantes cadenas de supermercados de nuestro país, ¿Qué representación tiene en el conjunto de la distribución moderna y qué volumen de negocio generan sus asociados?
Los asociados de Asedas representan el 65% de la superficie comercial de alimentación de la distribución organizada (Datos Alimarket), lo que en términos de facturación representa unos 50.000 millones de euros contando con la venta de alimentación y productos de gran consumo. Nuestros asociados tienen en común que operan en el formato supermercado, es decir, entre 400 y 2.500 m2, y al ser este un formato tan intensivo en empleo, generan alrededor de 250.000 puestos de trabajo.

Frente a los hiper, el modelo de supermercado está ganando cuota de mercado, ¿cuáles cree que son sus fortalezas y cuáles son las debilidades sobre las que deben actuar?
El supermercado es un modelo que lleva ya años siendo el favorito del consumidor por varios factores. La proximidad, un surtido completo y los precios competitivos son sus puntos fuertes. Sin embargo, no podemos olvidar los rasgos que el supermercado comparte con la tienda tradicional y que también son muy valorados por el consumidor, como es la confianza en los trabajadores y en el producto. Con respecto a las debilidades, siempre hay margen de mejora para ser más productivos. Ajustar costes mejorando, si es posible, el producto y el servicio es un objetivo claro en toda la distribución, desde el hipermercado hasta la tienda pequeña, y por supuesto el supermercado.

Aunque la distribución ya es un eslabón de la cadena muy concentrado, continúa dando pasos en este sentido. ¿Veremos en los próximos años más operaciones?
La distribución española tiene un nivel de concentración medio en comparación con la europea, en gran medida porque hay circunstancias que no se dan en otros países, como el peso importante de las cadenas regionales, o la rivalidad entre
operadores, dentro de las distintas zonas, lo que obliga a analizar la concentración con una dimensión no sólo nacional, como hacen algunas empresas de estudios de mercado.
Con respecto a la concentración, una cosa son las posibilidades teóricas que hay y otra es que se den operaciones o tendencias que no cambian sustancialmente ni la estructura del sector ni la capacidad de elección del consumidor. Creo que en España existe una diversidad mayor que en otros países y que es un valor que beneficia, primero al consumidor y luego al resto de eslabones, que disponen de más medios para acceder al cliente final. Todo esto nos hace tener uno de los sectores más
competitivos de la economía española porque la capacidad de elección del consumidor es mayor que en la mayoría de los países con los que nos podemos comparar.

Cuando se cumplen algo más de nueve meses desde la entrada en vigor de la Ley de la Cadena Agroalimentaria, ¿cree que será efectiva para traer transparencia a las relaciones entre toda la cadena? Y sobre la autorregulación ¿se han suscrito sus asociados, al Código de Buenas Prácticas?
Desde Asedas hemos trabajado muy de cerca con las empresas y con la Administración para garantizar el cumplimiento de la Ley de la Cadena por parte de todos. Las empresas de ASEDAS han adaptado sus contratos a las exigencias de la nueva Ley, y cada una de ellas ha optado por una manera particular de relación con su proveedor enmarcada en su propio modelo de negocio. Pero debemos tener en cuenta que aunque mejorar el funcionamiento de toda la cadena es útil para evitar prácticas
que suponen costes y pérdidas de eficiencia, no es, desgraciadamente, la solución a todos los problemas de los productores o de las Pymes.
Debemos trabajar para que otras medidas les permitan ganar en dimensión, en eficiencia y en capacidad de negociación. En cuanto al Código de Buenas Prácticas, el que prevé la Ley de la Cadena se está negociando en estos momentos entre las organizaciones que representamos a los distintos eslabones. Por nuestra parte, estamos trabajando para que sea un Código equilibrado, útil y al cual se adhieran el mayor número de operadores de la cadena, como hicimos en 2007 cuando firmamos el primer Acuerdo de Buenas Prácticas con FIAB.

¿Creen que podrían mejorar las relaciones entre todos los eslabones de la cadena?
Por supuesto que pueden mejorar y en ello estamos. La cadena agroalimentaria es el segundo sector de nuestra economía, tras el turismo, y mejorar esta relación es asegurar su sostenibilidad, un requisito esencial para garantizar el futuro bienestar de
todos los que trabajan a lo largo de la cadena. Eso es mucho más ambicioso y, en mi opinión, aún más útil, que el simple control de las prácticas comerciales abusivas.
Desgraciadamente, nuestra falta de visión global no permite que la sociedad perciba la importancia que este sector tiene. La crisis ha puesto de manifiesto cambios muy profundos en el consumidor y debemos colaborar
para satisfacer al último eslabón.
Sólo una cadena que coopere tendrá la capacidad y la flexibilidad para adaptarse a esos cambios y, así, asegurar su futuro. Se ha avanzado muchísimo en este aspecto en los últimos años, pero aún hay mucho trabajo por hacer, y es responsabilidad de todos construir una cadena agroalimentaria de valor compartido para el futuro.

¿Cree que el lineal de frutas y hortalizas ha recuperado el protagonismo que debería?

Los productos frescos, siempre han sido esenciales en los supermercados. En estos momentos, lo son aún más, porque ha aumentado la frecuencia de compra y ha disminuido el ticket medio, lo que ofrece oportunidades de crecer en estas secciones. Como decía al principio, los rasgos que los supermercados comparten con el comercio tradicional (confianza en el trabajador y en el producto), son también esenciales para que el consumidor opte por realizar su compra de alimentación en nuestras tiendas. En este sentido, la tendencia es que los frescos sigan teniendo un peso muy importante en todos los formatos porque así lo demanda el consumidor y porque manejar bien esta sección es fundamental para cualquier operador.

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