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Proyectos de I+D+i que garantizan el liderazgo. EL CIRUELO

El Ciruelo continúa adelante con un ambicioso proyecto agronómico y comercial, que les reforzará en su posición de liderazgo, sobre todo en el sector de la uva sin semilla. Su responsable comercial Cristina Gutiérrez nos lo detalla en esta entrevista.

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La empresa El Ciruelo está acometiendo grandes inversiones. ¿Nos podría detallar el proyecto en el que están trabajando en estos momentos?
El año pasado, El Ciruelo realizó una fuerte inversión al adquirir y acondicionar 800 hectáreas de cultivo, divididas en tres grandes fincas: dos de ellas en la Región de Murcia, y otra en pleno Parque Natural del Cabo de Gata, en Almería. Dichas explotaciones están destinadas a la producción de variedades de uva sin semillas, de nueva generación, con altos niveles de azúcar y sabores exóticos algunas de ellas, y al cultivo de fruta de hueso, también con nuevas variedades donde se busca precocidad para poder adelantar nuestras campañas de melocotón, nectarina y albaricoque al 15 de abril, sin necesidad de forzar las plantaciones.

Continúan apostando por aumentar la superficie de cultivo, a pesar del hándicap con el que cuentan, la escasez de agua…
Efectivamente. Murcia en particular es una región muy seca, por lo que esa escasez de agua se ha convertido ya en un problema de esta zona. Frente a esta situación, no tenemos más alternativa que desarrollar proyectos de I+D+i que nos permitan convivir con esa carencia. En el caso particular de El Ciruelo apostamos por el uso de la tecnología y por nuevas variedades algo menos exigentes en recursos hídricos, aspectos sobre los que basamos ahora nuestra diferenciación. Hoy somos líderes en este sentido, con mucho camino aún por recorrer, y con mucha ilusión por seguir avanzando.

¿Se podría ver limitada esa proyección como empresa por hechos como el veto ruso, al frenar  quizás nuevas vías de comercialización que el sector estaba abriendo?
En el caso de la uva, El Ciruelo es hoy día muy fuerte en la producción y comercialización de variedades  apirenas, segmento donde Rusia aún no era un gran consumidor, por lo que a priori parece que no afectará a nuestras estrategias de negocio. Sin embargo, esta situación no es agradable para nadie. Vivimos en un mercado libre, y decisiones de este tipo, tomadas unilateralmente por gobiernos totalitarios, no son buenas, menos aún cuando hay otro tipo de intereses por medio, siendo muy injusto que los agricultores sufran sus consecuencias.

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