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El sector cooperativo agrario visto de arriba abajo y de izquierda a derecha

Juan Carlos Pérez MesaProfesor Titular del Dpto. de Economía y Empresa (área de Organización) Universidad de Almería

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El sector agrario juega un papel predominante en la economía social mundial. De hecho, es el primero cuando hablamos del número de cooperativas. Quien piense que este tipo de empresas tiene una dimensión pequeña está equivocado. La facturación media de las 10 cooperativas agrarias más grandes del mundo ronda los 23.000 millones de €. Sin embargo, hay que hacer precisiones: las cooperativas de mayor tamaño se enmarcan en el sector de los suministros, el lácteo y transformados, y los multi-productos/servicios. Siempre he defendido que este tipo de empresas, que pueden hacer uso de los inventarios para poder regular el mercado, encuentran mayores sinergias, con la concentración, que otras dedicadas a la venta de productos altamente perecederos (como son las hortofrutícolas). En otras palabras, lo tienen más fácil. Mi razonamiento se sostiene viendo el ranking nacional de cooperativas. De nuevo, los puestos de privilegio están ocupados por empresas de estos sectores y otros donde predomina el no perecedero (Coren, Dcoop, AN). Pero siempre hay excepciones, es el caso de las hortofrutícolas Anecoop, Unica Group y Vicasol, que se cuelan entre las 10 cooperativas agrarias más importantes.

Siguiendo el hilo patrio, es importante comentar que la dimensión cooperativa nacional sigue estando muy por debajo de la existente en países de mayor tradición. Pongamos algunos ejemplos. La facturación media de las 10 mayores cooperativas agrarias alemanas supera los 4.000 millones de €, las francesas casi alcanzan esa cifra. Las danesas y holandesas rondan los 2.500 millones. La facturación media española no llega a los 500 millones. Aunque el tamaño cooperativo europeo parece bastante desarrollado (no aún el español), este queda pequeño cuando lo comparamos con los clientes y proveedores dentro de la propia cadena de suministro. Baste decir que los suministros de semillas, fitosanitarios o productos biotecnológicos están dominados por empresas que poseen una facturación que supera los 50.000 millones de € (considero ya la unión de Bayer y Monsanto; y Chemchina más Syngenta). De la otra parte de la cadena, la gran distribución, prefiero no hablar (El Grupo Schwarz ronda los 90.000 millones). Algunos dirán que estas empresas no sólo centran sus esfuerzos en el sector agro, por lo que la comparación no es adecuada. Estoy de acuerdo en parte. Sin embargo, la facturación es un indicativo de la capacidad de mantenimiento y aguante a la hora de eliminar empresas, o incluso sectores, de sus carteras de clientes o proveedores y seguir “tan pancho” hasta encontrar “algo mejor”.

Por último, aunque no esté muy relacionado con lo arriba comentado, me gustaría subrayar que aunque siempre se comenta la necesidad de unión empresarial, para mejorar el poder de negociación dentro de la cadena de suministro, refiriéndose a fusiones, absorciones, etc., existen otras formas de concentración basadas en la cooperación. En este sentido, Almería es un ejemplo, ya que ha creado la mejor organización asociativa agraria de España. Este sistema hace que las empresas de esta zona trabajen de forma conjunta, por la consecución de objetivos comunes, como si de un todo se tratase. La creación de la interprofesional nacional es un ejemplo de lo que hablo.

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