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Un nuevo escenario para la patata

El aumento del consumo y del gasto en los hogares españoles plantea nuevas oportunidades al sector nacional de la patata.

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El sector de la patata ha vivido momentos complicados. Al ser un producto básico en nuestra alimentación, se ha utilizado en muchas ocasiones como reclamo por parte de la distribución a precios incluso por debajo de los costes de producción. Esta situación, repetida año tras año, ha provocado el abandono del cultivo a nivel nacional, y por tanto un descenso de la producción y del nº de hectáreas. La patata de otros orígenes, principalmente francesa, ha ido ganando terreno en los lineales españoles. Además, la capacidad de los grandes operadores europeos a la hora de ofrecer un producto de forma continuada y estéticamente más atractivo, ha sido otro freno para el sector, al no disponer de las estructuras comerciales e infraestructuras necesarias para poder competir en igualdad de condiciones. La distribución es consciente de la importancia que tiene el aspecto externo para los consumidores, de ahí que se decante por el producto lavado. El producto español ha perdido la batalla al no mostrar su diferenciación.

Sin embargo, hay signos de que la situación está cambiando, no tanto por acciones propias del sector, sino por la tendencia al alza en el consumo alimentario que de forma generalizada se está viviendo España. La patata no se ha quedado atrás, y además lidera las cifras positivas del sector hortofrutícola. Con datos consolidados hasta octubre de 2013, y según el Panel de Consumo Alimentario del MAGRAMA, éste ha aumentado un 1,7% (1.079 millones de kilos), con una ingesta per cápita de 23,3 kg. Y lo que es aún más importante, el gasto en esta partida ha sido de 867,6 millones €, un 36,8% más elevado (Año Móvil de Noviembre 2012 hasta Octubre 2013).

Estamos pues ante un momento de inflexión. El sector debe aprovechar esta tendencia continuada. Según el Ministerio, en 2012 los hogares españoles consumieron 1.065,6 millones de Kg de patatas frescas, un 3,1% más que en 2011.

Pero para afrontar los retos que se le plantean, con un consumo en crecimiento, deben tomar medidas, al menos, en dos direcciones: por un lado frenar el descenso de producción y superficie y por otro, dotarse de estructuras comerciales que le permitan poner en valor un producto único como es la patata nueva.

Radiografía del Sector

España ha pasado de una extensión de cultivo de 79.900 hectáreas en 2011, a 71.100 has. en 2013, es decir, un 11% menos. Un porcentaje que se eleva hasta el 72%, si comparamos la superficie de 1992 con la de nuestros días. Como consecuencia, la producción se ha reducido desde los 5,1 millones de toneladas en aquel año a las 2,1 millones de Tn actuales, registrando el comportamiento más negativo de toda la zona euro, donde en algunos países se mantiene la producción e incluso se incrementa.

En cuanto al comercio internacional, las cifras que recoge FEPEX sobre las importaciones indican un cambio de dirección. Este flujo comercial, hasta septiembre de 2013, se ha reducido un 6,6% con respecto al mismo periodo de 2012 (De 2011 a 2012 se incrementaron en un 7,68%).

Las exportaciones igualmente han decrecido, pasando de 180.202 Tn a 166.608 Tn (-7,5%). En cuanto a su valor, en ambas partidas se ha registrado un incremento, del 8,3% y del 33,4 % respectivamente.

Con una evolución positiva del consumo, sólo una mayor demanda del producto nacional justificaría esa bajada de las importaciones y de las exportaciones, máxime cuando las previsiones al inicio de la campaña española retrataban un mercado europeo con escasez de producto.

Foro Español de la Patata

El sector tiene por tanto una oportunidad única para recuperar su posición, tanto productiva como comercialmente. Pero como dice Pablo Álvarez, consejero delegado de Vega Sicilia, “para vender, por muy bueno que seas, tienen que conocerte” (El País / Diciembre 2013). Aplicada esta frase al contexto que nos ocupa, es prioritario que el consumidor distinga la patata nueva de la de conservación, y aunque la “extranjera” tenga mejor aspecto, no es tan buena en cuanto a sus cualidades organolépticas. Pero hay que enseñárselo, y trasladar a la administración la necesidad de una normativa clara y sancionadora sobre el fraude en el etiquetado de este producto. Esto permitiría una convivencia “pacífica” entre la patata nueva y la vieja.

A grandes rasgos, estos son los objetivos del recién constituido Foro Español de la Patata: recuperar el cultivo en España y fomentar su consumo. A priori parece tener el beneplácito de todos los agentes implicados: casas de semillas, productores, comercializadores, envasadores, industria e incluso distribución. Su éxito dependerá de la tensión que cada uno de estos eslabones decida aplicar a la cuerda.

No pierdan esta oportunidad.

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