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Frutas Hortalizas

¿Por qué las frutas y hortalizas no tienen una ayuda a la hectárea?

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Hace unos días, mi buen amigo Eduardo Moyano me preguntó lo siguiente:

Tomás: Ayer, en una conversación informal sobre los pagos directos de la PAC, me preguntaron por qué las explotaciones hortofrutícolas están excluidas de esas ayudas. Si el sistema de pagos está, salvo excepciones, desacoplado de la producción y se paga por superficie, ¿por qué excluye a esas explotaciones? Gracias.

Después de un breve intercambio epistolar, de los que se tienen hoy  por correo electrónico intercalados, llegue a la conclusión de que el tema bien se merecía una explicación pública y le prometí  que iba a pedirle al paranoico que lo explicara, que se lo sabe muy bien.

Primero, no es verdad que las frutas y hortalizas no reciben nunca una ayuda por hectárea. En los nuevos Estados miembros, donde se aplica el sistema SAPS, la última “s” de simplificado y en los estados de la vieja Europa donde se aplica el sistema regional, las hectáreas plantadas de frutas y hortalizas son elegibles y pueden recibir, y a menudo reciben, ayudas a la hectárea. Así acontece por ejemplo en un país gran productor de manzana como Polonia.

Segundo, incluso en los Estados miembros como España, Italia a Francia, que han utilizado el sistema histórico (la “Mochila” para que nos entendamos), hay hectáreas que reciben una ayuda a la superficie, sea por lo que quede de los frutos o aquellas hectáreas que participaron del anterior sistema de ayuda a la transformación industrial, en cítricos, tomate o melocotón y nectarinas por ejemplo.

Tercero, también me parece evidente que los cultivos de invernaderos, tan importantes en la producción hortícola, están excluidos del sistema de ayudas a la hectárea, como lo está la ganadería intensiva de porcino o aviar.

Ahora bien, es verdad que en España  la gran mayoría de los cultivos de frutas y hortalizas al aire libre no reciben ayuda. En los tiempos en que tuve responsabilidades en la dirección General de Agricultura de la Comisión Europea y en el sector, este fue uno de mis caballos de batalla: Mantener lo más posible la exclusión.

Lo he  escrito de una manera provocadora. La batalla no fue para mantener la exclusión de las ayudas a la hectárea sino para defender la especificad de la reglamentación hortofrutícola y la necesidad de mantener sus instrumentos originales y, durante muchos años distintos, las organizaciones de productores, sus asociaciones y los fondos operativos.

Regularmente, se reabría la batalla interna para suprimir la OCM de frutas y hortalizas, para simplificar eliminando las OPs y los fondos operativos y transfiriéndolos, con todos sus fondos o con solo una parte, a los programas de desarrollo rural. Y, regularmente también, con la ayuda del sector, de algunos compañeros de la Comisión y de ciertos delegados de los Estados miembros, volvíamos a librar la batalla desde el principio, con mucha paciencia  y aún más pedagogía. Al final, y hasta ahora, hemos ganado la batalla.

Así aconteció, por ejemplo, en la reforma del 2007. Los servicios de la Comisión, al menos en estos años, trabajaban preparando distintas alternativas, con sus ventajas e inconvenientes, para que el Comisario pudiera construir su propuesta de la manera más rigurosa posible. La reforma del 2007  se retrasó varios meses porque los servicios de la Comisión estuvieron trabajando para construir un escenario alternativo, el preferido por el Director General de la época, Jean-Luc Demarty, que consistía en transferir los fondos operativos al desarrollo rural quedándose el presupuesto en el primer pilar para la gestión de mercados.

Por lealtad ante mi Director general, en la reunión con la Comisaria Fisher Boel  empecé exponiendo su opción preferida, siendo rápidamente interrumpido por la propia Comisaria diciendo, con mucho sentido común,  que esto era  impresentable y exigiendo pasar a la opción siguiente,  la consolidación de la OCM, tal y como se decidió al final.

El generalizar las ayudas a la hectárea es uno de los caramelos envenenados que los partidarios de la supresión de la OCM dejaban sobre la mesa. ¿O alguien cree que el poder político del sector de las frutas y hortalizas es tan fuerte que conseguiríamos mantener al mismo tiempo las ayudas a la hectárea y los fondos operativos?

La renta del sector está en los mercados. El problema del sector es el desequilibrio de poder en la cadena alimentaria. El futuro del sector pasa por su organización y coordinación a través de los distintos instrumentos existentes, desde las OPs y sus asociaciones hasta las interprofesiones. Este es el nudo gordiano, a mi juicio del debate.

El debilitar este frente, por conseguir una ayuda a la hectárea de unos pocos euros, pocos con respecto a los costes de producción que cada año debe comprometer el agricultor para conseguir su cosecha, sería para mí un error estratégico. El error se agravaría porque el presupuesto que iría a financiar la inútil ayuda por hectárea de las frutas y hortalizas se quitaría de otros sectores en donde las ayudas por hectáreas si que pueden representar la diferencia entre seguir adelante o abandonar, abriendo un frente interno en el seno de los productores agrarios y debilitando la solidaridad del conjunto de los restantes productores agrarios hacia los del sector.

La reglamentación para las frutas y hortalizas ha sido diferente porque estábamos adelantado a nuestros tiempos. Hoy las ayudas a la hectárea están puestas en entredicho. Hoy, las ayudas finalistas, como la de los fondos operativos, están a la orden del día.

Hoy se habla de cofinanciación para hacer frente al agujero presupuestario que van a dejar los británicos al salir de la Unión Europea y para financiar las nuevas prioridades que se han dado los Estados miembros, y el sector de las frutas y hortalizas ha inaugurado una fuente alternativa de cofinanciación que no depende de la capacidad inversora de los países o las regiones.

Estos son los términos, a mi juicio, del debate y estas son las razones que me han llevado siempre a militar para mantener la singularidad de nuestra reglamentación. Espero todavía que alguien me convenza de lo contrario.

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2 Comentarios

  1. Gracias Tomás. Excelente aclaración. Un abrazo. Eduardo Moyano

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