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Científicos confirman los beneficios del brócoli para prevenir el cáncer

Esta verdura contiene una molécula que inactiva un gen que se sabe que desempeña un papel en una variedad de enfermedades comunes, como los cánceres humanos.

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Al final vamos a darles la razón a nuestros padres. Sí, el brócoli es muy bueno para nuestra salud. Un estudio publicado este jueves en «Science» confirma la buena relación que existe entre el consumo habitual brócoli y otras verduras crucíferas, cono coliflor, col, coles, coles de Bruselas o col rizada, y la disminución en el riesgo de cáncer. Estas verduras, señalan los investigadores de l Instituto de Investigación del Cáncer en el Centro Médico Beth Israel Deaconess (EE.UU.), contienen una molécula que inactiva un gen que desempeña un papel relevante en una variedad de enfermedades comunes, como los cánceres.

En el estudio, los investigadores, dirigidos por Pier Paolo Pandolfi, demuestran que una terapia que se dirige a este gen, denominado WWP1, gracias al ingrediente presente en el brócoli era capaz de inhibir el crecimiento del cáncer en animales de laboratorio propensos a esta enfermedad.

«Hemos encontrado un nuevo compuesto importante que desempeña una función crítica para el desarrollo del cáncer; se trata de una enzima que se puede inhibir con un compuesto natural que se encuentra en el brócoli y otras verduras crucíferas», explica Pandolfi. «Esta vía emerge no solo se muestra como una manera para lograr un control del crecimiento del tumor, sino que también puede ser un talón de Aquiles al que podemos dirigirnos con futuras opciones terapéuticas».

Un conocido gen supresor de tumores, PTEN, es uno de los genes que se encuentran mutados, eliminados, regulados o silenciados con mucha frecuencia en los cánceres humanos. Se sabe que ciertas mutaciones hereditarias de PTEN pueden causar síndromes que incrementan la susceptibilidad al cáncer y a algunos defectos del desarrollo.

Sin embargo, debido a que la pérdida completa del gen desencadena un mecanismo irreversible y potente a prueba de fallos que detiene la proliferación de las células cancerosas, ambas copias del gen (los humanos tenemos dos copias de cada gen, una de cada progenitor) rara vez se ven afectadas y las células continúan proliferando. Para ello, las ‘inteligentes’ células tumorales muestran niveles más bajos de PTEN, lo que ha hecho pensar a muchos investigadores que, el hecho de restaurar la actividad de PTEN a niveles normales en el medioambiente del cáncer, puede desencadenar la actividad supresora de tumores del gen y, finalmente, detener el cáncer.

Para averiguarlo, Pandolfi y sus colegas identificaron las moléculas y los compuestos que regulan la función y la activación de PTEN. Realizando una serie de experimentos en ratones y células humanas propensas al cáncer, el equipo descubrió que el gen WWP1, que también se sabe que desempeña un papel en el desarrollo del cáncer, produce una enzima que inhibe la actividad supresora de tumores de PTEN.

Entonces, ¿cómo desactivar esta kryptonita PTEN? Al analizar la forma física de la enzima, identificaron que una molécula pequeña, llamada indol-3-carbinol (I3C), un ingrediente en el brócoli y sus parientes, podría ser la clave para sofocar los efectos causantes de cáncer de WWP1.

Cuando Pandolfi y sus colegas probaron esta idea administrando I3C a animales de laboratorio propensos al cáncer, descubrieron que el ingrediente natural del brócoli inactivaba WWP1, lo que liberaba los frenos de PTEN.

Pero eso no quiere decir que comer brócoli a ‘lo bestia’ nos vaya a proteger del cáncer. Según el primer autor Yu-Ru Lee,habría que comer casi 6 libras de coles de Bruselas al día (casi 3 kilos), y que no estén cocidas, para obtener su potencial beneficio contra el cáncer.

Es por eso que el equipo de Pandolfi está buscando otras formas de aprovechar este nuevo conocimiento. El equipo planea seguir estudiando la función de WWP1 con el objetivo final de desarrollar inhibidores más potentes de WWP1.

«La inactivación genética o farmacológica de WWP1 con tecnología CRISPR o I3C podría restaurar la función PTEN y desencadenar aún más su actividad supresora de tumores», reconoce Pandolfi. «Estos hallazgos abren el camino hacia un enfoque de reactivación de supresores de tumores que se busca desde hace mucho tiempo para el tratamiento del cáncer».

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