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Éxito del Campamento de Inteligencia Emocional Cuna de Platero

En total, más de 60 menores pasarán por esta experiencia innovadora donde, además de adentrarse en la inteligencia emocional, les introduce hábitos de vida saludables y valores medioambientales

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La cooperativa moguereña Cuna de Platero ha trabajado con 32 niños el descubrimiento de sus emociones básicas –alegría, tristeza, miedo, enfado, asco y sorpresa– así como el legado cultural de Moguer (Huelva) con la visita teatralizada a la casa natal del premio Nobel Juan Ramón Jiménez, entre otros contenidos, en la primera semana del II Campamento de Inteligencia Emocional Cuna de Platero.

Esta iniciativa, que se celebrará en dos turnos albergando a más de 60 niños, cuenta con el apoyo de PPO Foundation y la colaboración del Ayuntamiento de Moguer, y persigue que los niños de Moguer se acerquen a los valores y filosofía de la cooperativa como el trabajo en equipo, la sostenibilidad, el respeto al entorno, etc. Además, reciben gracias al médico escolar de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía Antonio Ladrero, educación alimentaria, introduciéndoles hábitos de vida saludables, como la práctica de deporte y la dieta equilibrada, que complementan con dinámicas diarias como la “Carrera de la Fruta”, un juego con el que cada día deben consumir una fruta diferente en el campamento.

“La educación de los niños es esencial para que tengamos adultos equilibrados, capaces de apostar por llevar una vida sana, tanto emocionalmente como físicamente, adoptando hábitos saludables”, ha explicado el director general de Cuna de Platero, Juan Báñez, quien recuerda que esta segunda edición del campamento está sirviendo “para consolidarlo como una iniciativa necesaria y valorada muy positivamente por los pequeños y sus familias”.

Emociones básicas. En esta primera semana de campamento los niños han sido introducidos en las emociones básicas, el autoconocimiento de las mismas y, sobre todo, en el descubrimiento de estrategias para afrontar las tres más complicadas para ellos: el miedo, el enfado y la tristeza.

“En estos días, sus monitores nos cuentan que están viendo la evolución de los niños en estas estrategias y el descubrimiento de sus emociones e incluso están exportándolo a casa, para que sus familias sean partícipes de sus cambios”, ha indicado Báñez.

En la segunda semana de campamento, tras haber sido conscientes de las emociones y saber gestionarlas, los niños aprenderán a compartirlas y relacionarse con los demás, la importancia de las relaciones sociales.

Legado de Moguer. Otro de los ejes transversales de este campamento es la relación de los niños con su entorno. Estos primeros días del campamento, los menores han visitado su localidad y visitado la casa natal del poeta Juan Ramón Jiménez. Allí, de la mano del moguereño universal y su esposa Zenobia Camprubí, han descubierto aspectos de la vida y obra del poeta. “Es esencial que los niños trabajen la integración social”, ha apuntado el director general de la cooperativa.

Este primer grupo finalizará el 13 de julio y el segundo, con otra treintena de niños, se desarrollará del 17 al 28 de julio.

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