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Inician sueltas experimentales para controlar el insecto vector del greening

Los limoneros y naranjos de Galicia y el norte de Portugal albergan desde hace un lustro una de las mayores amenazas para la citricultura mediterránea, el psílido africano Trioza erytreae

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greening

Este pequeño insecto de aspecto similar a los pulgones que llegó a Galicia en otoño de 2014 es el principal vector del greening o huanglongbing (HLB), una enfermedad bacteriana incurable que puede llegar a limitar la industria citrícola como ha ocurrido en Florida (EEUU). La devastación provocada en Florida se puede repetir en el Mediterráneo porque como constató la prestigiosa «National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine» en 2018, tras reunir los informes y estudios llevados a cabo a lo largo de más de 100 años de estudio, no existe, ni espera encontrar ningún tratamiento efectivo contra la enfermedad en los próximos años. Así que el único método de control es la erradicación y la contención de sus vectores.

«Debemos detener el avance del psílido para que no alcance las principales zonas citrícolas españolas y portuguesas porque es cuestión de tiempo que se detecte la bacteria», explica el investigador Alberto Urbaneja, coordinador del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias. Tras la detección del vector en Galicia y Portugal, los ministerios de agricultura de ambos países pusieron en marcha programas de erradicación y contención del psílido vector pero éste ha saltado todas las barreras. «Este patrón se ha repetido en todo el mundo. Si no se toman precauciones, el vector se dispersa rápidamente sin la enfermedad y cuando llega la enfermedad, ésta ya no se puede detener porque el vector está por todas partes» lamenta Urbaneja.

Aunque la enfermedad no se ha detectado ni en España ni en Portugal, los investigadores del IVIA llevan años trabajando para reducir la dispersión del psílido. Entre las diferentes líneas de investigación que llevan en marcha, la más prometedora es la introducción de una avispilla milimétrica de origen subsahariano que parasita al psílido vector. La avispilla se llama Tamarixia dryi y «sus hembras ponen los huevos debajo de los psílidos, y cuando los huevos eclosionan su descendencia se come al psílido» explica Alejandro Tena, quien viajó a Sudáfrica junto a otros compañeros para estudiar al psílido y a su avispilla in situ. Durante su periplo se toparon con varias dificultades y sorpresas: «Lo más complicado fue encontrar al psílido porque, al contrario de lo que pasa en nuestros cítricos, los naranjos sudáfricanos están muy tratados con insecticidas de amplio espectro y no hay insectos. Solo lo encontramos en jardines donde no se realizan tratamientos». El viaje estuvo financiado por el proyecto Europeo «TROPICSAFE» en el que participan más de 20 instituciones de todo el mundo, incluidos varios grupos de Sudáfrica con los que colaboran, para mejorar el control de varias enfermedades de origen tropical, como el HLB.

Gracias a su perseverancia Tena y su colega Jesica Pérez lograron identificar tres especies de avispillas cuyas larvas se alimentaban del psílido vector. Una de estas especies es nueva para la ciencia destacan. Sus resultados se publicaron este verano en la revista especializada Scientific Reports y muestran el potencial que tienen las avispillas para controlar al vector en su lugar de origen.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación español aprobó a finales de 2017 la importación de la avispilla más prometedora, Tamarixia dryi, para poder estudiar su potencial y especificidad antes de liberarla al campo. En diciembre de ese mismo año, Jésica Pérez voló desde Sudáfrica a Tenerife para establecer la primera cría de la avispilla en España. La cría se estableció en las instalaciones del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) con la financiación de un proyecto nacional financiado por el INIA, que lidera el IVIA y donde participan otros centros de investigación nacionales con investigación en cítricos. El psílido vector está en Canarias desde que se detectó en Tenerife en 2004, probablemente arrastrado por lo vientos alisios desde Madeira.

«Desde el establecimiento de su cría en 2018, hasta los últimos ensayos realizados en campo, la avispilla ha mostrado una gran eficacia para controlar al psílido en las Islas Canarias» destaca la investigadora del ICIA Estrella Hernández, quien ha seguido la dispersión de la avispilla por las islas. Los investigadores del ICIA y el IVIA han trabajado codo con codo con el Servicio de Sanidad Vegetal de Canarias para evaluar la especificidad y eficacia de la avispilla. Las poblaciones del psílido vector han disminuido drásticamente en Canarias desde la liberación de la avispilla, hasta el punto que actualmente es difícil encontrar poblaciones del psílido. Este mes de noviembre, los investigadores de ambas instituciones han presentado sus trabajos en el congreso de la Sociedad Española de Entomología Aplicada que se ha celebrado en Madrid y en la revista especializada Biological Control. «Hemos demostrado que es una avispilla altamente específica, así que no esperamos que afecte a otros psílidos autóctonos» explica Hernández.

Imagen liberación bote

La precaución ha sido una máxima desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a la hora de autorizar su liberación en la España. Aunque ninguna referencia científica mostraba que las avispillas podían trasmitir enfermedades bacterianas a las plantas, se analizaron todos los individuos que se importaron desde Sudáfrica, así como su primera descendencia para confirmar fehacientemente que venían libres de esta temible enfermedad. Para ello hubo que desarrollar nuevos marcadores moleculares porque los que estaban disponibles están diseñados para plantas y psílidos vectores y no funcionaban con la avispilla. Con estos nuevos marcadores, el Laboratorio de Referencia de Bacterias fitopatógenas localizado en el IVIA pudo confirmar que todas las avispillas llegaron libres de HLB.

A la vista de estos resultados, la Dirección General de Sanidad de la Producción Agraria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España autorizó la liberación experimental de la avispilla en Galicia. Este otoño la avispilla voló desde Tenerife hasta Galicia, donde en coordinación y con el apoyo del Servicio de Sanidad Vegetal de Galicia y la Dirección General de Sanidad de la Producción Agraria, los investigadores del ICIA y del IVIA han liberado de forma controlada a finales de octubre de 2019 los primeros individuos de la avispilla en territorio continental. En el marco de la colaboración existente en esta materia entre Portugal y España, el gobierno portugués ha liberado la avispilla en sus cítricos durante este otoño. Las sueltas se continuarán en primavera con la llegada del buen tiempo tanto en Galicia como en Portugal. Todos esperan que el éxito que ha tenido en Canarias se repita en Galicia y Portugal para que la avispilla pueda detener el avance del psílido vector y con ello la llegada de la enfermedad a nuestros cítricos.

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