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Kiwi asturiano todo el año, el objetivo de Kiwiastur

La atmósfera controlada consigue mantener la fruta en perfecto estado un año después haber sido recolectada Su conservación en planta permite al asturiano competir con el neozelandés.

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Tan solo ocho meses de haber estado con el agua al cuello por las inundaciones de principio de año en Pravia, Kiwiastur no solo celebra una inminente cosecha que se recogerá el próximo mes de octubre sino la presencia de sus kiwis en el mercado diez meses después de haber sido recolectados. Son igual de sabrosos y preservan todas las propiedades que los de temporada gracias a su conservación en una planta de atmósfera controlada con la que, en este estreno, han alcanzado los diez meses, pero con la que esperan llegar el año.

Esta es solo la primera de las dos buenas noticias con las que afrontan el primer aniversario de la planta de almacenamiento y conservación de kiwi de Llanera, porque en breve se comenzará a plantar en las 12,5 hectáreas que ahora mismo se están acondicionando para recibir una plantación que multiplicará la actual producción de dos millones de kiwis anuales en las ocho hectáreas que, de momento, producen.

El proyecto Kiwiastur, que la distribuidora de frutas y hortalizas Feito y Toyosa comenzó a diseñar hace unos siete años, empieza a dar pasos decididos hacia el futuro. Javier Feito, presidente y director general de la empresa, explica que la apuesta por el kiwi tuvo lugar en un momento en el que el «sector estaba denostado» y casi como un acto de rebeldía y de reivindicación de los productos asturianos porque, hasta su entrada en escena, un gran volumen del kiwi asturiano se enviaba a Galicia y desde la principal comunidad autónoma productora se distribuía por todo el país. Ahora se comercializa íntegramente en Asturias avalado por la marca de ‘Alimentos del Paraíso Natural’.

«Comenzamos comercializando medio millón de kilos de los mayores productores de la zona. Pero era un volumen insuficiente y pensamos en adquirir una finca y producir nosotros. Para tener esta plantación de ocho hectáreas tuvimos que firmar trescientas escrituras de pequeños propietarios», explica Feito.

En ella se decantaron por un sistema de plantación más intensivo, el emparrado en diagonal, que se ha desvelado como un gran acierto. La planta crece en altura, como lo hace una vid, «aprovechando toda la radiación solar porque las ramas están arriba, algo que aquí no se había hecho nunca y que ha aumentado la producción un 25%», por no citar una mayor comodidad en la recolección. Este sistema productivo, que se visualiza como líneas enteras con grandes pasillos entre cada una, ha permitido la supervivencia de la planta en episodios de inundaciones. Si bien el pasado mes de enero, el agua alcanzó las ramas en altura, de una planta «muy sensible al encharcamiento», pero que no se vio afectada por la porquería y residuos arrastrados por el cauce del río desbordado.

A la fruta que sobrevivió le falta poco más de un mes para ser recogida. En noviembre y diciembre entrará en un periodo de dormancia durante el que se afrontarán las labores de poda hasta marzo. Después, hasta febrero, se amarrarán las ramas a la espera de que las yemas broten en coincidencia con el inicio de la primavera. Las plantas que crece en estos terrenos de Pravia son ‘madres’ jóvenes y autóctonas modificadas genéticamente en el laboratorio por selección in vitro para entrar quince días antes en el mercado. Por cada cuatro de ellas hay un ‘macho’. A continuación llega la polinización, para la que colocan entre siete y ocho colmenas por hectárea.

La plantación praviana incorpora las últimas tecnologías agrícolas: las sondas conectadas a las raíces permiten conocer las necesidades de agua o alimento de la planta, optimizando de esta manera el agua, y el sistema de riego instalado en la base es una instalación fotovoltaica. Una importante inversión que completa la planta de conservación de Llanera y una de almacenamiento, completamente autónoma, recién construida en Peñaullán. La mitad de la producción se conserva en frío normal hasta que se comercializa en marzo mientras que la que se consume estos días ha estado conservada en cámaras hiperbáricas con una humedad superior al 90%. Conforme se aproxima la fecha de salir al mercado se le va retirando el oxígeno para lograr su oxidación y consiguiente maduración. «En este primer año no hemos querido extender la conservación hasta los doce meses y hemos ensayado con diez, pero iremos probando», anuncia Feito.

Futura expansión

Su mercado principal es el nacional, aunque el kiwi asturiano se encuentra en algunos países europeos, principalmente en el sueco, y los más pequeños viajan a Colombia. El objetivo, conforme vaya aumentando la producción, es ir ampliando su presencia de la mano de Asturex. Es la vía si se quiere amortizar una gran inversión solo asumible por una gran grupo, con ayuda pública y con un proyecto sólido a largo plazo. Todo el proyecto Kiwiastur, desde la compra de fincas a su comercialización previa incorporación e instalación de las diferentes tecnologías agrícolas, rondará los cinco millones de euros. Un montante que ha generado cerca de ochenta puestos de trabajo que, según defiende Javier Feito, por sus características y turnos permiten a sus operarios conciliar.

Fuente: El Comercio

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