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«Las mujeres tienen que demostrar que son capaces y las empresas abrirles las puertas»

Kristell Santander, Directora de NEVAL, empresa de investigación agraria.

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Como becaria, tuvo que arrastrar muchos bidones de 50 litros, igual que sus compañeros ingenieros agrónomos, hasta que demostrar que podía hacer todo lo que hacían ellos y aportar algo más. Ha superado muchas pruebas como esta hasta llegar a lo más alto de Laboratorios Neval. «Acabando la carrera de Agrónomos, recuerda, me incorporé de prácticas en una empresa que testaba la eficacia de productos en campo donde no eran abundantes las mujeres, pero tampoco la cantidad de gente que las solicitaban por ser un trabajo para becarios muy duro«. Kristell no es muy partidaria del feminismo de pancarta. Apuesta más por la vía de la acción, recomendando a las mujeres que demuestren de lo que son capaces y a las empresas que les abran las puertas a sus talentos. 

Desde su posición, ¿cómo valora el actual papel de la mujer y su evolución en el sector hortofrutícola?  

Las mejores reivindicaciones se hacen demostrando que puedes hacer lo que te pidan. Creo que hoy en día las que lo han demostrado se han ganado un reconocimiento. Tengo muchas compañeras de carrera en puestos de responsabilidad, la evolución va acompañada de nuestra destreza para demostrar lo que somos capaces de hacer y en aportar soluciones a lo que no somos capaces de hacer. Una vez nos dan la oportunidad, la experiencia se va adquiriendo y la consecución de puestos de mayor importancia se va consolidando. 

Cuando comencé, acompañaba a mis compañeros “hombres” a realizar las aplicaciones en el campo. Yo tiraba de manguera y arrastraba bidones de 50 L. El tercer día le confesé a mi jefe que no sabía que era tan duro. El me respondió que si quería llegar alto tenía que saber lo que cuesta estar abajo, consejo que le agradeceré toda la vida. Realizar un estudio de eficacia es realizar una investigación. Tienes que buscar las condiciones idóneas, calcular dosis, aplicar el producto conociendo todas las variables y finalmente si tu trabajo está bien hecho, evaluar, la respuesta del producto. Actualmente dirijo una empresa que realiza estos estudios de eficacia en campo y además laboratorio, reproducimos las condiciones necesarias para poner en marcha estudios de todo tipo. 

¿Ve este sector más hostil que otros para el desarrollo pleno de la mujer? 

Sí Rotundo. En el sector hortofrutícola hay gente montando invernaderos, cogiendo capazos de naranjas, y otras tareas en las que te vas a manchar y vas a tener que tener fuerza. Los agricultores al principio me preguntaban si era “inmigrante”, en realidad, lo decían porque para ellos ver una mujer en el campo era igual a necesidad familiar. Es un sector donde el hombre siempre ha tenido un papel más afianzado porque contempla en muchas ocasiones hacer trabajos duros. 

Si estás en el campo y se te rompe una válvula, te vas a mojar entera y tienes que aprender a arreglarla. Pero, ni todos los hombres son fuertes, ni todas las mujeres son frágiles. Los hombres siguen diciéndome cariñosamente: déjame que tú no puedes con eso. A lo que yo les respondo con una sonrisa: ¿quiéres verlo? Y tras esa simple acción, pasas a ser “una valiente” para ellos.  

¿Quieres trabajar en este sector cercano al campo y eres mujer? Ánimo, supera las barreras con orgullo y demuestra que puedes aportar algo. No siempre hace falta la fuerza, yo me quedé en la empresa donde comencé como becaria porque les propuse abrir un nuevo departamento, un nicho de mercado que estaba a punto de llegar.  

¿Qué cree que aporta la mujer a la gestión de las empresas? 

Sin duda nosotras aportamos el alma a una empresa, porque somos muy conscientes de lo que cuestan las cosas y valoramos el trabajo y la vida fuera del mismo. Las madres  trabajadoras también queremos poder estar presentes en los eventos de nuestros hijos en los colegios, por ejemplo. Es verdad que los colegios no lo ponen fácil, por los horarios etc., pero como madre y trabajadora, yo asisto a los eventos de mi hija y luego hago mi trabajo, no dejo de lado ninguna de las partes. Claro está que no puedes estar faltando siempre y que la paciencia tiene un límite. Hay momentos para todo, eso hay que saber transmitirselo a un “directivo” (digo directivo porque es neutro). El directivo también tiene que saber apostar por las necesidades de sus trabajadores, pero en el momento en el que el vínculo de confianza se rompe, es difícil arreglarlo. 

¿En qué medida contribuye su empresa y su propia gestión directiva a las políticas de igualdad? 

En la actualidad somos un equipo compuesto por un 99% mujeres. Hay que dar la oportunidad antes de pensar que no va a poder realizar la tarea. Se puede ser muy guapa y femenina y ponerte las botas de campo y darlo todo. 

¿Cree, como se afirma en diferentes ámbitos, que los avances en igualdad de los últimos años pueden verse amenazados? 

No lo creo, aunque tal vez esa ola de feministas que nos avergüenzan saliendo a la calle con bragas en la cara cantando canciones absurdas tengan algo que ver con ponernos freno. Haciendo estos shows no se va a conseguir más. Tampoco se consigue la igualdad poniendo faldas a los semáforos, ni dando una asignatura de feminismo como ya se ha sugerido. Se consigue enseñando a los empresarios que si una mujer coge una baja no le va a costar más dinero, se arregla bonificando empresas que mantienen políticas de conciliación. Nunca me he sentido menos que un hombre, somos diferentes para ciertas cosas, pero a la hora de la inteligencia somos iguales, me atrevería a decir que las mujeres estudian más que los hombres. 

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