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“Los freseros somos sostenibles por naturaleza”

Así lo considera Manuel Piedra, responsable de UPA Huelva, en esta entrevista donde reconoce la importancia que tiene el cultivo de las berries para la economía provincial.

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fresa

Tanto a pie de campo como en las mesas de negociación le llaman Manolo. Es parte de la cercanía que transmite. Lleva un año y medio al frente de UPA Huelva y, como tal, no acepta que se defina a esa provincia solo por sus cultivos de fresas –“nuestra producción de cítricos y de cerdo ibérico son excelentes”, destaca–, pero lo cierto es que él mismo se dedica a la fresa desde que hace unos años su mujer decidiese retomar este cultivo al que se dedicaban sus padres. Le gustaría que en el futuro alguno de sus dos hijos recogiese el relevo de la explotación. “A pesar de las trabas a las que nos enfrentamos los agricultores, la nuestra es una profesión con futuro –asegura–, tanto como UPA Huelva”.

Es cierto que Huelva es más que fresas, pero ¿podrías hacernos una radiografía de este cultivo en tu provincia?

A mí no me gusta simplificar Huelva a la fresa, aunque es cierto que producimos el 97% de toda la fresa española. Además, estamos aumentando mucho el cultivo de otros frutos rojos. Este año tenemos sembradas unas 5.890 hectáreas con fresas, 2.800 hectáreas de arándanos, 2.200 de frambuesas y 185 de moras.Este aumento se debe a que se están utilizando para hidroponía de otros berries (o frutos rojos) terrenos que no valían para plantar fresa. También pasa que zonas de la provincia de Huelva que antes no tenían agua o no tenían tierras para fresas, ahora se están utilizando para esa fruta. Por eso, el aumento de 6.000 hectáreas de fresa a 11.000 en total.

¿Cuánta de esa fresa se queda en España?

En Huelva producimos unos 370 millones de kilos de fresa, de los que el 30% se destina al mercado español, que en su mayor parte se vende en grandes superficies; por eso estamos en sus manos y su obsesión por banalizar nuestro producto a través de ofertas. La última ha sido en Carrefour, donde directamente han regalado nuestras fresas. Es un escándalo.

En cuanto al otro 70% de fresas, estas se exportan al mercado europeo. Esto nos hace depender de dos climas diferentes, el de Huelva para producir y el del norte de Europa para vender, ya que a mayor temperatura en Reino Unido, Francia, Alemania, etc., mayor consumo.

¿Contra qué países competimos en Europa?

A principio de campaña, durante diciembre y enero, nuestro competidor es Marruecos. Su mano de obra es mucho más barata y por eso nos hace la competencia en precios, pero los consumidores que buscan calidad escogen nuestras fresas porque son reconocidamente superiores.

Al final de la campaña nuestro competidor es Francia y, un poco, Italia. Los franceses tienen invernaderos climatizados e intentan poner su producción en mayo, pero a esas alturas nosotros ya estamos terminando la campaña. Es verdad que en cuanto hay fresas francesas, el consumidor francés escoge su producto nacional antes que el extranjero, independientemente del precio. A mí me gustaría que en España pasase lo mismo.

¿Qué hace Francia para que sus consumidores actúen así?

Sobre todo, allí tienen la mentalidad de que lo cercano es lo que hay que comprar simple y llanamente por el beneficio que reporta a tu entorno, tanto medioambiental como social y económicamente. Esa conciencia no se construye de la noche a la mañana. Hacen falta políticas de promoción y valorización del producto interno.

¿Y hasta qué punto en España conocen los consumidores la realidad del cultivo de fresa?

Esa es una asignatura pendiente. El sector tiene que trabajar en comunicar nuestra realidad al resto de la sociedad. Hay que poner en valor, principalmente, que los freseros somos sostenibles por naturaleza. Los agricultores somos los primeros en esforzarnos en mantener el medio ambiente porque vivimos de él.

La gente tiene que saberlo. Somos un referente en ahorro de agua. Hace más de treinta años que usamos la cinta a goteo y desde hace varios años ya también usamos tensiómetros para conocer las necesidades hídricas exactas y no gastar ni una gota de agua de más. Hay que explicar cómo está aumentando exponencialmente la lucha biológica de las plagas, es decir, combatir los insectos dañinos para nuestras plantas (como la araña roja, el trip, el pulgón o la oruga) a través de depredadores naturales. Los plásticos de nuestros invernaderos los reciclamos obligatoriamente, y la fabricación con ellos de bloques para construir viviendas es solo otra muestra de la innovación que rodea nuestro sector.

¿Y en cuanto a los problemas de mano de obra en la campaña de recogida?

En plena campaña de fresa, sobre marzo, las temperaturas suben y, por tanto, la producción se duplica. Sobre esas fechas necesitamos 70.000 trabajadores recolectando. El problema está en que sobre esas fechas nos surgen rivales, ya que se empiezan a producir otros frutos rojos y, además, el sector turístico empieza a competir por la mano de obra ofreciéndoles a nuestros trabajadores contratos hasta septiembre. Todos estos factores juntos ocasionan la tormenta perfecta. Además, este año el aumento de hectáreas sembradas requiere un aumento de mano de obra (son necesarios unos 8 trabajadores por hectárea).

El año pasado, el problema de la mano de obra nos obligó a dejar un 20% de la producción sin recoger. Esto no solo supone una pérdida para el productor, también para aquellos compañeros jornaleros que no son absorbidos por el sector del turismo, los que se dedican a hacer envases, los transportistas, aquellos que se dedican al abono, los manipuladores del producto… Es una pérdida irreparable para toda la zona.

Por eso, este año nos hemos anticipado. En primer lugar, buscamos trabajadores en toda España. Durante 25 días le hemos dado la máxima difusión a través de todas las herramientas a nuestro alcance (SEPE, páginas de información pública…) y la sorpresa es que solo han contestado 890 personas. Entendemos que nadie se apunta en noviembre a una oferta que haces para marzo, especialmente cuando implica desplazarse desde una provincia lejana hasta Huelva.

En segundo lugar, pedimos al Gobierno que nos autorizase a hacer más contratos laborales en Marruecos. El problema es que Marruecos está creciendo mucho internamente y lo que quieren es que su mano de obra se quede allí. Hay que tener en cuenta que al tener la mano de obra tan barata, también están atrayendo a muchos empresarios de fuera, España incluido, que se instalan allí.

Así que, finalmente, hemos establecido un acuerdo con Jaén y Córdoba para facilitar a los jornaleros que allí trabajan que concadenen la campaña de la aceituna con la de la fresa. De esta forma, los 6.000 trabajadores que están haciendo ahora mismo la campaña de la aceituna en Jaén, por ejemplo, y que terminan su labor en febrero, les ofrecemos una vivienda y un trabajo en la campaña de Huelva para que se desplacen aquí. Para organizar esto, los compañeros de Jaén han repartido unas fichas entre sus jornaleros. Aquellos que estén interesados en venir a Huelva, la rellenarán y, así, podremos hacer una base de datos que estará a disposición de los compañeros de Huelva cuando necesiten esa mano de obra extra para terminar la campaña.

¿En qué medida os afectan los robos en las explotaciones y cómo se pueden afrontar?

A principios de año es cuando más robos se producen porque todavía hay poca fresa en el mercado y la pueden vender cara en la calle. Vienen por la noche en furgonetas, cuadrillas de ocho, diez, quince, y un jefe para dirigirlos. Estamos hablando de que pueden coger tranquilamente unos 1.000 kilos de fresa en una noche. Si en el supermercado está a unos 7 euros, ellos pueden venderlos a 4 o 5 euros. No tienen que gastar ni en cajas porque nos las roban también a nosotros. A final de campaña, en abril y mayo, no viene nadie a robarlas porque hay más fresas en el mercado y no pueden venderlas tan caras.

Nosotros creemos que la mejor manera de que dejen de robar es que les dejen de comprar, incluso por problemas de salud, porque los ladrones no tienen ni idea de cuándo hemos hecho los tratamientos fitosanitarios, pero tampoco les importa. En ocasiones nos roban justo después de hacer un tratamiento y ponen esa fruta en las calles con el riesgo que eso implica para los consumidores. Por eso, lo mejor es no comprar fruta robada.

Además, hay que hablar de otro robo, del que el consumidor es menos consciente, que se produce cuando ya ha terminado la campaña. Vienen a saquear lo que pueden, herramientas, maquinaria… Se lo llevan a otros países y lo venden de segunda mano.

¿Cuál es el nivel de implantación de los seguros agrarios en vuestro sector?

Nuestra inversión es muy fuerte, por lo que cada vez la protegemos más gracias a los seguros. Ahora mismo estaremos cerca del 87% de superficie asegurada. Eso sí, el sistema de seguros está lejos de ser perfecto. Aseguramos dos cosas, la producción y la infraestructura. La producción se valora con tres o cuatro fincas experimentales que tienen en la zona. Sobre las estructuras, nos pagan los daños siempre que se muevan las estructuras. Si se lleva el plástico entero, no te pagan porque no te ha movido la estructura, aunque tú sí tienes que volver a pagar la mano de obra de colocarlo y eso en el mejor de los casos, porque igual también te toca comprar un plástico nuevo. Pero en ninguno de estos casos el seguro te protege. Por tanto, hay mucho en lo que debemos trabajar para adecuarlo.

Fuente: UPA 

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