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Frutas Hortalizas Sin categorizar

Una hectárea de invernadero absorbe el CO2 de 8 coches

El presidente de Hortiespaña, Francisco Góngora, afirma que "las frutas y hortalizas bajo invernadero son los cultivos más sostenibles en todos los sentidos".

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Francisco Góngora se lamenta de la escasa valoración social de las frutas y hortalizas bajo invernadero. «Se les tacha de transgénicos, de ausentes de sabor, de que consumen muchos pesticidas y mucho agua, cuando es justamente lo contrario porque son los cultivos más sostenibles en todos los sentidos», afirma.

Ahora, la Interprofesional que preside Hortiespaña se afana en poner en valor con una campaña de promoción el trabajo de un sector formado por 22.000 agricultores de Almería y Granada que exporta a Europa el 65 por ciento de los tres millones de toneladas de tomate, pimiento, pepino, calabacín, berenjena, judía verde, melón y sandía que produce, factura 2.700 millones de euros y genera unos 100.000 empleos directos.

¿Cómo han cerrado la última campaña?

Las diez últimas campañas, que van del 1 de septiembre al 31 de agosto, han sido muy favorables y especialmente esta última. Han concurrido una serie de factores climatológicos en otras zonas productoras que lo han favorecido. Si acaso ha habido un pequeño retroceso en la producción pero una mejora del 17 por ciento en el precio.

¿Están suficientemente valorados los cultivos bajo invernadero?

No, socialmente no están absolutamente nada valorados. Al contrario, diría que están muy deteriorados. Hicimos una encuesta a nivel popular y los resultados reflejaron un desconocimiento total. Se les tacha de transgénicos, de ausentes de sabor, de que consumen muchos pesticidas y mucha agua, cuando es justamente lo contrario. Por eso, iniciamos una campaña para tratar de desmontar esos mitos que son inciertos. Ahora mismo son los cultivos más sostenibles en todos los sentidos. Nosotros en esa campaña destacamos aspectos que son determinantes. Por ejemplo, el CO2 que consumen nuestras hectáreas de invernadero llega a absorber, y esto está medido científicamente, la mitad de la contaminación que produce el parque automovilístico de la provincia de Almería. Cada hectárea de invernadero absorbe el CO2 equivalente al que producen 8 vehículos. En el tema de fitosanitarios, somos un referente total en la lucha biológica. Prácticamente no se utilizan pesticidas y si se utiliza algo son perfectamente compatibles. Leía que el RASFF (Rapid Alert System for Food and Feed) ha detectado en Europa casi 600 alertas sanitarias en este ejercicio, la mayoría por uso prohibido de pesticidas o por que se superan los OMR (trazas) que están estandarizados, que en nuestro caso hay que señalar además que son más bajos de los legales porque son los que impone la distribución. Nosotros no hemos tenido absolutamente ninguna.

¿Y qué tal está funcionando la campaña de promoción?

Estamos en la primera fase, en la que destacamos el orgullo de pertenencia, de ahí el lema Lo estamos haciendo bien, aunque podemos hacerlo mejor. Nosotros queremos que nuestros productores tengan elementos objetivos para poder en cualquier momento combatir cualquier opinión negativa. Estamos preparando la documentación para acogernos a las ayudas de la Unión Europea para hacer una fase nacional y posteriormente otra europea. Ahora tenemos una partida de 300.000 euros, aportados por las empresas comercializadoras porque de momento no hemos hecho extensión de norma, aunque podremos hacerlo en el futuro. Eso dependerá de si conseguimos ayudas europeas o no, porque si las conseguimos, entonces estaríamos hablando de un presupuesto de 900.000 euros o un millón de euros al año.

¿Qué balance hace del primer año de la Interprofesional a nivel nacional?

Ya teníamos una interprofesional, Hortyfruta, a nivel de Andalucía, que la hemos mantenido, pero además la hemos elevado a nivel nacional. Entre otras razones porque estamos intentando que estos cultivos tengan más peso en Europa, donde no tenemos prácticamente ninguna repercusión para lo que representamos en el PIB regional y nacional. En Europa sólo existen tres sectores que tengan más peso: cereales, leche y carne de vacuno. Y estamos luchando para que en el Parlamento y en la Comisión de Agricultura las frutas y verduras tengan el peso que les corresponda, entre otras cosas porque gran parte de la alimentación en fresco en Europa es por frutas y hortalizas -aunque nosotros sólo tenemos sandía y melón como fruta-. Somos la primera y la única interprofesional de la fruta y hortaliza en España y en otros países tienen un peso importante. Son con ellas con las que estamos alineados para hacer esta defensa en la CE.

La interprofesional nació con las provincias de Almería y Granada, pero sin Murcia. ¿Confían en que será posible su incorporación?

Para nosotros sería lo ideal, lo que pasa es que se imponen los localismos y los antiguos reinos de Taifa. Cuando creamos Hortiespaña lo hicimos con la idea de que se incorporaran otras provincias productoras y a todos les invitamos a las reuniones, tanto a las Opas como a Fepex. Pero lo teníamos tan decidido que no queríamos esperar más, con la idea de que se adhiriesen después. Y hasta ahora, aunque tenemos buenas relaciones, de hecho vamos a tener contactos, pero no han cristalizado. Pero seguimos estando abiertos, somos inclusivos y sin ningún afán de protagonismo más allá del que se desprenda de la representatividad que marca la Ley. Si se incorporaran las cooperativas de Murcia, representadas por Fecoam, o Proexport, que son los cosecheros exportadores, sería ideal porque tendríamos la posibilidad de acoger bajo cobertura la mayoría de las hortalizas de hoja (brócoli, lechuga…). Nosotros ofrecemos una Interprofesional ya constituida y en pleno funcionamiento.

¿Cómo puede afectar el Brexit al sector de los cultivos de invernadero?

El principal perjudicado va a ser el Reino Unido, entre otras cosas porque tienen que seguir comiendo y no tienen capacidad de producir lo que demanda su mercado y sobre todo la época y ahí estaremos nosotros totalmente dispuestos. Evidentemente positivo no es porque es el tercer mercado en Europa, detrás de Alemania y Francia, pero la afección no va a ser muy drástica. También es verdad que hay otros mercados emergentes que se están desarrollando rápidamente, tipo Polonia o Rumania. Pero más nos está afectando el boicot de Rusia que lo que nos pueda afectar el Brexit.

Ahí no se ve una solución a corto plazo…

No la hay. Están haciendo bastante superficie invernada en aquella zona. Nosotros tenemos unas condiciones climatológicas que son impresionantes para este tipo de cultivos. Es verdad que hay agresiones de fuera, como Holanda, o los países del Magreb, pero gente de fuera que nos ha visitado, nos ha comentado que no han visto un sector tan sumamente organizado, tan sumamente profesional y con un futuro tan halagüeño. Eso sí, lo que no podemos es dormirnos en los laureles.

El problema de la sequía se agrava por el calentamiento global. ¿Cómo puede afectar al sector?

Ese es nuestro principal reto, pero tenemos las soluciones bastante cercanas porque tenemos la suerte de tener las zonas productivas muy cercanas al Mediterráneo y tenemos la oportunidad de desalar aunque es verdad que con unos costes alto pero entendemos que la productividad nos permite asumir esos costes aunque si puede venir alguna ayuda como se está dando a otras regiones, pues fenomenal. Nosotros llevamos 50 años extrayendo agua del subsuelo, con unos costes altísimos porque es a 500 ó 600 metros de profundidad y hemos terminado agotando los acuíferos. Por eso tenemos que buscar otras fuentes de alimentación que nos permitan que por lo menos se regeneren. De hecho, donde se ha producido restricciones han comenzado a subir el nivel hasta el punto de inundar algunos invernaderos. Las desaladoras no suponen grandes inversiones porque están hechas pero algunas están al 50 o incluso al 20 por ciento de su capacidad o directamente inutilizadas.

Decía que son referentes en la lucha biológica, pero parece que algunos productores se están relajando por problemas de virus…

La lucha biológica está implantada en algunos cultivos, como el pimiento, al cien por cien. En el caso del tomate, la implantación es menor y ahí sí se puede producir una cierta relajación porque todavía no hay suficientes parásitos favorables. Ahí es donde tenemos que dirigir la I+D, entre otras cosas porque han aparecido otras plagas que son bastante nocivas, como la Tuta Absoluta, que es uno de los principales problemas del tomate, y no tenemos suficiente parásitos. Pasa un poco lo mismo con las cucurbitáceas, como el pepino y el calabacín, en las que no termina de implantarse bien toda la variedad de patógenos que hay en producción, y los agricultores se pueden relajar, pero siempre en la línea de que si tienen que utilizar algún producto químico es siempre observando los LRM -límites máximos de residuos- con sus periodos de caducidad.

¿En qué más frentes están trabajando?

La búsqueda de nuevos mercados, aunque es verdad que los dos que podrían explotar, Estados Unidos y Canadá, son complicados por la existencia arancelaria y la logística del transporte. Y seguimos teniendo los países del Golfo Pérsico, que pueden ser grandes consumidores y en ellos estamos. Ahora mismo está infraexplotado, pero a futuro podrán ser unos magníficos clientes.

¿Cuáles son las principales reivindicaciones del sector?

La principal está en obtener un precio justo. Es verdad que se ha incrementado mucho tanto la producción como la productividad gracias a las técnicas y modelos de cultivo, lo que ha ido enjugando en gran medida los costes. Pero estamos llegando un tanto al límite y habría que procurar ya, aunque sea un tema muy tabú para la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, hablar de precios. Lo que no podemos permitir es que un sector tan importante, se pueda ir al garete porque los agricultores no saquen un justo rendimiento. No hablamos ya de ganar dinero sino de cubrir costes. Y estamos llegando ya al límite. También es verdad que el sector está cada vez más profesionalizado y cada vez se están incorporando jóvenes con titulaciones, con mucha preparación técnica. Esta es la zona productiva del mundo que tiene más personal con cualificación técnica de cualquier otra actividad productiva. Hay funcionando 3.000 técnicos agrícolas -ingenieros agrónomos y titulados de grado medio-, además de capataces y gente que proviene de la Formación Profesional. Pero con titulación académica hay más de 3.000 para 32.000 hectáreas de cultivo físico. Otra de las cosas que de la hablábamos, la sostenibilidad, he de decir que la provincia de Almería, que la imagen que tiene es la de una gran losa de invernadero, ocupa sólo el 3,6 por ciento del territorio. Consumimos 20 veces menos agua que cualquier otro sistema de producción porque aquí se aprovecha el agua gota a gota y todos utilizan el sistema por goteo. Aquí estamos viviendo el efecto albero, y mientras en el resto de España y del mundo se está produciendo un calentamiento, aquí en los últimos 10 años se ha mejorado la temperatura 0,3 grados por el efecto reflexión de la luz sobre la techumbre de los invernaderos. Tenemos también de una potente industria auxiliar, como la producción de patógenos para la lucha biológica, con varias fábricas.

Ustedes no reciben apenas subvenciones, ¿no?

Esta es la agricultura menos subvencionada. Sobre su producción, las ayudas que hay de los fondos operativos, representan sólo el 1,6 mientras hay otras con el 35 por ciento, incluso cuando hablamos del olivar, con más de un 20 por ciento.

¿Y al Gobierno les pone deberes?

Nos gustaría que reconociese todos estos valores, especialmente la aportación al Producto Interior Bruto. Pero el Ministerio está en otras cosas que impresionan más a la sociedad. Nosotros hemos pedido cita con la ministra para presentarle nuestro programa de promoción, para que conozca todas estas cosas, que seguro que no las conoce, pero no hemos obtenido respuesta afirmativa.

 

Fuente: El Economista

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