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La mejora vegetal, esencial en el futuro agrario europeo. ANOVE

La Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE) representa y defiende los intereses de este sector, que aglutina el 95% y 90% de las variedades hortícolas y frutícolas del mercado respectivamente. Para subrayar su trascendencia, hacemos un repaso de los logros alcanzados en mejora vegetal en los últimos años.

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Para poner una variedad hortícola en el mercado se necesitan en Europa entre 1 y 1,5 millones de euros de inversión en I+D+i, y se tarda en torno a 12 años en la obtención, en el caso de cultivos anuales. En este contexto, el papel de la industria de semillas, los mejoradores vegetales y su capacidad para investigar e innovar, es esencial para el futuro agrario europeo y para el alimentario e industrial, a nivel mundial. Para la defensa y representación de este sector trabaja ANOVE, cuyas entidades asociadas tienen precisamente por objeto la investigación para el desarrollo de nuevas variedades, que constituyen la base de toda producción agroalimentaria. “Si no protegemos la actividad de los obtentores, no se podrá seguir investigando, se reducirán las novedades en el mercado y empeorará la competitividad de nuestra producción hortofrutícola”, apunta Antonio Villarroel, Secretario General de ANOVE.

Y es que son muchos los logros alcanzados en mejora vegetal en los últimos años. La mayor resistencia de la piel ha sido una de las más significativas desde una perspectiva comercial y de consumo. Con ello se han evitado pérdidas en cosecha, almacenamiento y transporte, como en el caso del melón, aportando un importante valor añadido a los productos frescos que se conservan durante más tiempo, como las berenjenas y los tomates.

En el caso de los frutales, se logró duplicar la producción de melocotón y nectarina para exportación, y una industria basada en variedades tempranas; gracias a la mejora de la fruta en conservación se han desarrollado nuevos mercados más lejanos y una tipología de fruta muy novedosa para el mercado europeo como es el paraguayo.

Respecto al coste en la explotación, se ha optimizado el uso de insumos (fertilizantes, fitosanitarios, agua, etc.) facilitando el manejo al agricultor, directo o mediante maquinaria.

También se obtienen productos que contribuyen a la mejora de la salud, mediante la potenciación de determinadas características nutricionales. En este sentido, se ha avanzado en seguridad alimentaria ya que se han creado alimentos de mayor calidad, más duraderos y seguros, mejorando además sus cualidades organolépticas.

El valor económico de las cosechas también se ha disparado en 25 años, de acuerdo con los datos del Ministerio de Agricultura. A modo de ejemplo, los rendimientos económicos del tomate han aumentado un 1.200%.

Además, el desarrollo en el material vegetal ha conseguido también importantes mejoras medioambientales. Por ejemplo, en referencia al reto de obtener más producto sin aumentar el consumo de agua, el valor de la cosecha obtenida por metro cúbico de agua utilizada ha aumentado en poco más de 30 años un 63% para el tomate y un 75% en naranjo. En el caso de las toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera, éstas han caído de forma sustancial en los últimos 30 años. En el caso del naranjo, la bajada ha sido del 40% y del 24% para el tomate.

Con todo ello, entendemos que la mejora varietal debe seguir potenciándose para velar por el futuro del sector hortofrutícola en particular y la agricultura en general.

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