Como consecuencia de ello, apuntan desde la organización agraria «los productores no cubren costes y la recolección se para, lo que supone un auténtico desastre para su patrimonio y para todas las ilusiones puestas al inicio de la campaña. Mientras tanto, el arándano que quede en las grandes superficies lo seguirán pagando los consumidores a precio gourmet».

Para evitar esta situación, UPA Huelva ha instado a las administraciones competentes a que, por encima de los apoyos institucionales al sector o las campañas de promoción, tomen medidas legislativas concretas destinadas a proteger a los eslabones más débiles de la cadena frente a este tipo de abusos. En caso contrario la supervivencia del sector será cada vez más difícil y el relevo generacional prácticamente imposible.